Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

viernes, 15 de julio de 2011

EL ARTE FOTOGRÁFICO DE JOHN DUGDALE. La Persistencia del Recuerdo... la Fuerza Artística nacida de la Ceguera.

Autorretrato como David, 1997.

John Dugdale ha logrado una reputación internacional como un artista de la fotografía  maravillosamente intimista. Lo más notable acerca de este fotógrafo es que lo ha hecho a pesar de las graves condiciones médicas que podrían haber terminado su carrera: la ceguera. Considerado por muchos como un fotógrafo comercial importante, Dugdale dirigió su atención hacia  la fotografía artística después de que perdió la vista en 1993 por la retinitis por citomegalovirus, una enfermedad relacionada con el SIDA.

Días Paradisíacos, 1996.

Yo no podía ver para ver, 1999.
Después de trabajar con diseñadores y clientes de renombre como Bergdorf Goodman y Ralph Lauren, Dugdale se encontró solo, sin embargo su fuerza para trabajar y crear obras de arte no aminoro gracias al apoyo incondicional de amigos y familiares que nunca se apartaron de su lado. 

Hombre descendiendo,  2000.

La mirada espiritual, 1998.

Usted tarda para ver su trasero, 2000.
Completamente ciego de su ojo derecho, Dugdale tenía solamente menos del veinte por ciento en la visibilidad en su ojo izquierdo, hecho que terminó su carrera comercial, pero esto hizo que volcara su creatividad y talento artístico para explorar otra variante de la fotografía, como es el arte fotográfico, claro siempre con sus amigos y familiares como ayudantes de estudio.

Carlos y Darrell, 1994.

Giovanni con vasenilla, 1994.
Dugdale trabaja con un proceso fotográfico desarrollado en 1842 llamado cianotipia donde se utiliza una mezcla en igual cantidad de una solución al 8% de ferricianuro de potasio y una solución al 20% de citrato de amonio y hierro. Esta solución fotosensible se aplica a una superficie (como papel) y se deja secar en la oscuridad. Las cianotipias pueden ser impresas en cualquier superficie capaz de absorber la solución de hierro. Dugdale ha logrado con esta técnica unos resultados hermosamente azules que llenan de extraña tristeza y melancolía las imágenes.  

Joao entre hojas de catalpa, 1996.

Dios del Sol, 1997.
Nuestro artista del lente, John Dugdale, se basa en su memoria para componer bodegones, desnudos y autorretratos que resuenan con la tristeza, la belleza, la muerte y la alegría de vivir. Su mente y sus recuerdos son la esencia de su mirada, la naturaleza de su vista, creando a partir de aquellos recuerdos imágenes conmovedoras y delicadas, pero fuertemente potentes en espiritualidad que nos coloca bajo un exquisito silencio contemplativo.
Alma, 1998

Aún la noche cabecea, 2000.

La finura y el idealismo casi mágico de Dugdale nos recuerda las obras de Thomas Eakins, Julia Margaret Cameron y F. Holland Day. Su obra fotográfica contiene intrínsecamente una fuerza casi inmortal y eterna, perpetua pero al mismo tiempo bellamente efímera, indestructible en el tiempo pero delicadas que parecieran desquebrajarse y llenar de melancólicas partículas el espacio.

Molde traslucido de mi, 2000.

Joven griego, 1995.
John Dugdale es un artista del homoerotismo, en sus obras se puede apreciar la carga erótica del hombre por el hombre y con el hombre, pero de una forma sublime, sin estridencias comerciales y sin aditivos especulativos, su homoerotismo esta enmarcado siempre dentro de la elegancia y centrado en una extrema finura elevadamente estética. 

La obra de Dugdale nos invita a un mundo de ciegos donde la belleza existe y prospera recuerdos. A través de su trabajo somos conscientes del poder de la vista y porqué no también de la ceguera. Dugdale un artista como pocos y un ejemplo a seguir.

Autorretrato con cabello largo, 1995.
Por Félix Esteves.

1 comentario:

  1. Todas son obras magníficas, pero mi lado bisexual me inclina especialmente por:dios del sol y la de joven griego...Son unos cuerpos verdaderamente inquietantes y hermosos, aun cuando soy casado, amo a mi esposa y me encantan las mujeres...Me provocan fantasías excitantes

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